Como sociedad hemos optado a tener una venda en los ojos, dado que creemos que “una realidad que no vemos no existe” y que por otra parte, si consideramos que no hay nada, hasta el momento, que permita vivir más años sin envejecer. Estamos hace mucho tiempo en un estado de adormecimiento y ceguera frente a la vejez, luchando por mantenernos vigentes sin pensar o actuar proactivamente a crear condiciones favorables para abrazar los años.
Actualmente existen derechos para personas mayores, decretos y protocolos que regulan a los ELEAM e Instituciones que están encargadas de su fiscalización. Sin embargo, el primer y gran trasgresor de sus derechos somos nosotros, una sociedad que desvaloriza la vejez y que deja en lista de espera sus necesidades e intereses.
Es tarea de cada uno de nosotros ser proactivos y empáticos con una realidad futura, ya que me imagino que muchos de los lectores desean compartir con sus seres queridos por varios años más.
Como menciono el Geriatra Juan Carlos Molina en el reportaje, debemos cambiar el concepto “de casa de reposo” a “casa de actividad”. ¿Cómo es eso? Primero que todo, si decide Institucionalizar a su familiar, debe considerar que cada ELEAM para funcionar debe tener su autorización sanitaria, otorgada por SEREMI visible y vigente.
Las personas que residen no deben estar “en calidad de reposo”, sino que en espacios facilitadores, donde cada persona, independiente de su condición, logre participar en actividades lúdicas, de estimulación física y cognitiva, de interacción y participación social, donde se promueva la mantención o mejoramiento de su independencia, exista estimulación de sus sentidos y salud mental.
Por otra parte, es de vital importancia que todo cuidador, ya sea formal e informal, tenga conocimiento en el manejo conductual frente a pacientes con algún tipo de demencia, especialmente de tipo Alzheimer. Un adecuado manejo conductual o también llamado “terapia no farmacológica”, es un conjunto de acciones terapéuticas necesarias y orientadas a la modificación de conductas desadaptativas o socialmente no adecuadas, con el fin de una mejora de los síntomas conductuales y emocionales; por ende incremento de su calidad de vida. Además, trae como consecuencia una disminución de estrés por parte de los cuidadores, disminuyendo las probabilidades de que el paciente este expuesto a una violencia psicológica y/o física.
Es tarea de todos, ser fiscalizadores y ser la voz de los sin voz. Existen muchos adultos mayores que no son visitados y que viven en un abandono absoluto de sus familiares. No seamos cómplices del abandono, ni de una ceguera por temor a reconocerla. Promovamos hoy un envejecimiento basado en el respeto, para abrazar los años sin miedos.
Estaremos atentos a su correo. A la brevedad responderemos con toda la información necesaria para que sea parte de esta nueva red de apoyo.
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